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Celebridades

The Savoy siempre ha atraído a la élite, a los personajes más deslumbrantes y a los de mayor glamur que coinciden en este maravilloso espacio con huéspedes que posiblemente no encajen en ninguna de estas categorías pero que están encantados de compartir restaurante, bar o vestíbulo con las mismas celebridades que figuran a diario en periódicos y revistas. Obviamente, no todos los huéspedes destacados del Savoy eran tan glamurosos o inmediatamente reconocibles. A continuación, mencionamos a algunas de las muchas personas extraordinarias que han pasado por The Savoy a lo largo de su historia.

La Fiesta de la Góndola

El hombre corpulento con un traje sobrio que atravesaba el vestíbulo principal en 1905 habría pasado completamente desapercibido si no fuera porque se trataba de George Kessler, un millonario estadounidense con una especial predilección por celebrar fiestas insólitas. Su contribución a la historia del Savoy fue la Fiesta de la Góndola en julio de 1905. Para este evento legendario, fue necesaria una góndola de gran tamaño enclavada en el corazón del patio central del hotel original en la que se colocó una mesa para 24 comensales. El patio se llenó de agua para dar la sensación de encontrarse en el Gran Canal de Venecia y un puente unía el hotel con la góndola para dar acceso a comensales y camareros. Tras la cena, el entretenimiento corrió a cargo de Enrico Caruso, el tenor más célebre de la época, y al final de la comida, un bebé elefante se encargó de cruzar el puente cargado con una gran tarta.

Silencio, se rueda

Late one evening in 1920, an unremarkable middle-aged man arrived in the Thames Foyer. The man was author H.G. Wells, who had come to watch the filming of some scenes from one of his most famous novels “Kipps”(1905). Unrecognised at first by cast or crew, Wells sat down in a corner on set, half-hidden by a potted palm. The movie “Kipps”(1921) has the distinction of being the very first of many films and television dramas to have scenes shot on location at The Savoy.

Espíritu valiente

La socialite y autora Margot, Lady Oxford, se mudó al Savoy cuando su casa londinense sufrió los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Una mujer alta y llamativa, se vestía cada noche para cenar con un vestido blanco de cola y botas de piel. Lady Oxford se negaba a esconderse en el refugio antiaéreo y esta figura familiar permanecía en el Thames Foyer hasta bien entrada la noche charlando y jugando al bridge con cualquiera lo bastante valiente para unirse a ella.

El show de Truman

A mediados de los 50, el 33º presidente de los Estados Unidos ya retirado del cargo fue enviado a Europa por la nueva administración en una misión oficial de investigación. Al llegar al Savoy, Harry S. Truman y su esposa se alojaron en una suite en la quinta planta, con una segunda suite en la planta inferior ocupada por su equipo de secretarios a cargo de la abundante correspondencia que recibía. Aunque estuvo residiendo aquí durante un tiempo y su visita fue estrictamente profesional, el expresidente disfrutó de una estancia apacible.

Charlot

No podría decirse lo mismo del cómico y director Charlie Chaplin. Su icónico look de «Charlot» era tan conocido que costaba bastante reconocer al propio actor sin bigote, maquillaje ni bombín. Chaplin llegó al Savoy con su familia en 1952 y se alojó aquí durante tres meses. El hotel estuvo casi constantemente sitiado por multitudes de admiradores exaltados. No obstante, para Chaplin resultaba fácil pasar inadvertido y escabullirse, y logró regresar a los lugares predilectos de su infancia con relativa facilidad. De hecho, una o dos veces se unió a la muchedumbre entonando alegremente «¡Queremos a Charlie!». Por lo general, pasaba un buen rato hasta que alguien conseguía reconocerle, allí, en mitad de la calle.